Valorar el proceso de aprendizaje ha sido motivo de preocupación para los administradores de la enseñanza, cuando a la hora de aplicar estrategias de enseñanzas y aprendizajes se encuentran con la desmotivación y los bajos resultados académicos que presentan la mayoría de los participantes. En la actualidad una parte importante de docentes y otros profesionales de distintas áreas del conocimiento se sienten comprometidos con el uso de las nuevas tecnologías aplicadas didácticamente. En consecuencia, el producto debe o debería ser una escuela que genere conocimientos significativos y válidos para el participante. Por tales motivos vale destacar la reflexión, sobre qué tan agradables, motivadoras, significativas y fructíferas pueden ser las escuelas de hoy ? y lo qué se enseña y lo qué se aprende en ellas , llevan a pensar en que hay múltiples factores que hacen que la escuela se sienta un poco distante del niño (a) y la causa que más se acerca a la desconexión del binomio escuela- alumno; es la aplicación de estrategias poco precisas, cónsonas, pertinentes , creativas o dinámicas que despierten en los niños(as) el interés por la actividad de clase . Porque hay que estar atento a más que enseñar contenidos , que a veces son pocos atractivos, monótonos o ajenos al participante , es preciso saber cómo enseñar y a través de qué o cuáles estrategias hacer llegar el propósito del hecho educativo. Por consiguiente, surge la necesidad de redefinir y crear estrategias metodológicas y organizativas para dar respuesta educativas a todos, donde se posibiliten gestionar la diversidad en el aula, la creatividad, donde se pueda abrir la imaginación de los niños y jóvenes, como lo expresa Rimari (2004) la escuela debe ser un modelo que libere talentos que duermen en el interior de cada uno de ellos.
El reto de la escuela de hoy, es dar propuestas de estrategias organizativas de aula, con mira a la escuela del futuro, donde las innovaciones educativas provoquen los cambios pertinentes mejorando o transformando los procesos de enseñanza y aprendizaje, permitiendo a ese niño (a) apoderarse de los conocimientos de una forma agradable, dando paso a la transferencia de estos para y por la vida y generando resultados positivos en la evaluación y por ende en el rendimiento académico estudiantil. Y es cuando se plantea la interrogante que busca despejar el hecho educativo cuando se enseña y cuando se aprende ¿Por qué Marianita, Carmen, José no aprende a escribir?, pero no es sólo que no aprenden a escribir, es a leer, a sumar, a restar, a resolver problemas matemáticos de la vida cotidiana, ¿por qué se le hace difícil posesionarse de esos saberes básicos que enseña la escuela primaria? ¿Por qué le cuesta adquirir las competencias del grado? Todas estas preguntas encaminan el discurso hacia un cambio de modo profundo, con seriedad, del papel que juega la escuela y el maestro, cuando emplea las prácticas pedagógicas tradicionales, que no son más que la aplicación de estrategias, herramientas, técnicas y evaluaciones fundamentadas en su mayoría en la utilización de una pizarra, tiza, marcadores, textos, exámenes y donde el docente es quien dirige el proceso de enseñanza y aprendizaje, dejando a un lado la actuación del alumno.
Después de estas reflexiones ,es eminente ampliar el radio de acción con respecto a la búsqueda de estrategias metodológicas a aplicar en la escuela, con los docentes y demás miembros que conforman el hecho educativo. Sólo así se estarán dando alternativas eficaces que disminuyan el problema del deficiente rendimiento escolar.
Por Profesora: Carolina Jaspe
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